La historia de Hilario y Venancia

Hilario llegó a Lima en 1984, proveniente del Cusco. Años después, unos amigos le avisaron que había terrenos en el distrito de San Juan de Lurigancho, así que fue y compró un lote. La tierra del lugar era como arena, con desmonte y basura, pero pasó dos años trabajando cada domingo en la nivelación del terreno, que aunque se encontraba en una zona plana tenía cierta inclinación. Con ayuda de algunos familiares y vecinos, terminó de limpiar el área y levantó una vivienda de esteras que habitó con su familia desde 1994 hasta cuatro años después.

Luego de un ahorro constante, su familia y él empezaron a comprar material noble para la construcción de la casa, lograron acomodarse mejor y ocuparon una mayor extensión del terreno. En el 2002, el Banco de materiales, institución creada para entregar materiales de construcción a la población de menores recursos, llegó a la zona donde vivían y les dio lo necesario para reemplazar las calaminas del techo y construirlo con ladrillos, fierro y cemento.

Las viviendas tipo A se ubican en las zonas planas del distrito de San Juan de Lurigancho, en Lima, Perú. Tienen dos o más pisos, son de material noble y presentan ausencia de acabados en su exterior e interior. En una vivienda de este tipo viven siete personas en promedio. La mitad de estos hogares se compone de una familia, el resto de más de una familia por vivienda.

Pasaron tres años y la familia construyó las paredes del segundo piso, puso calamina en el techo y la vivienda volvió a crecer.

Actualmente la casa tiene dos pisos y cuenta con tres habitaciones, una en el primer piso, donde duermen Hilario, su esposa y su hija menor; y dos en el nivel superior que ocupan los hijos mayores, Miguel y Janeth, junto a sus parejas e hijos.

En el segundo piso, también está instalado el taller de confección textil de Hilario, de cuyas máquinas cuelgan cables de energía eléctrica que terminan en largas extensiones a lo largo y ancho del ambiente. Él mismo realizó las instalaciones eléctricas del segundo nivel, en el 2008, cuando montó su propio taller de confección después de varios años como empleado de una empresa. Solicitó un préstamo bancario para la compra de los diversos tipos de máquinas que necesitaba para iniciar el trabajo de manera independiente.

Hilario trabaja desde las 3:00 a.m. cuando el tiempo para la entrega de un servicio es corto y el cliente lo requiere. En el año también hay temporadas bajas, por lo que se levanta muy temprano y descansa hasta las 10:00 p.m., incluso los domingos. Su esposa, Venancia, lo apoya en ocasiones en la costura o arreglos, pero su principal rol es el del mantenimiento de la casa, lavado de ropa y cocina.

Tanto Miguel, el hijo mayor, como el yerno de Hilario, salen desde muy temprano a trabajar. Miguel es vigilante y la pareja de Janeth es ayudante en una casa de diseño e impresión, el primero va con destino al sur, y el segundo en dirección al norte. Miguel tiene tres hijos, dos niñas pequeñas y un niño de seis años; Janeth tiene una niña de cinco años y ahora está en la espera un próximo bebé.

En el segundo piso, mientras Hilario confecciona jeans para un cliente y su ayudante hace los acabados en otra máquina, el pasillo del medio es transitado por los menores que juegan, corren o salen junto a sus madres. Un baño en proceso de construcción es compartido por las dos jóvenes familias, y es el lugar que hace las veces de lavadero también.

La vivienda cuenta con los servicios de luz, agua y desagüe, que son pagados de manera conjunta por las  tres familias del primer y segundo nivel. De la misma manera, todos comparten los gastos para la compra de víveres.

Venancia, Janeth y la esposa de Miguel ayudan en la preparación de los alimentos para todos. La cocina ha sido implementada provisionalmente en el patio del primer piso, en un ambiente cercado con triplay, y por ese motivo requieren cargar baldes de agua hasta ahí.

Es común ver transitar patrulleros de policía y serenazgo por la zona. Lo mismo que los camiones de recojo de basura, que pasa todos los días por la mañana, momento en que la familia entrega los desechos recolectados en bolsas plásticas. El programa vaso de leche también se encuentra en funcionamiento cerca a la casa, les proporcionan leche y avena para los niños.

A Hilario le gustaría tarrajear el segundo piso y techarlo para que sus hijos tengan mayor comodidad. Piensa que en un futuro, sus hijos y él podrían solicitar un crédito y pagarlo de manera grupal, así podría terminar bien el segundo nivel de la casa.

El terreno es de 120 m2 y cuenta con título de propiedad, eso lo tranquiliza porque antes temía que sin un documento oficial, otra persona pudiera apropiarse del inmueble.

Si su organización quiere ser una aliada para construir fuerza, estabilidad y autosuficiencia para estas familias, conviértase en aliado.

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